"Esposa, madre, hija, hermana, profesional y amiga: son algunos de los roles que las mujeres enfrentan actualmente con mucha exigencia y responsabilidad, a tal punto que muchas se sienten frustradas cuando, según ellas, no lo logran a plenitud"
Hace unos días una persona muy sabia me dijo: “Hay que dejar de sobrevivir para empezar a vivir”. Estas palabras me golpearon, pues tuve que detenerme unos minutos y reflexionar sobre mi vida y lo que estoy haciendo de ella. En este pensar se me vino a la mente no solo mi vida, sinó también la de muchas otras mujeres que, como yo, compartimos un sinnúmero de roles (mujer, esposa, madre, hija, hermana, profesional, amiga) que nos llevan a una vida llena de responsabilidades, actividades y exigencias.
¿Qué nos lleva a elegir este estilo de vida? ¿De dónde vienen las exigencias? ¿Por qué asumimos tantas res-ponsabilidades? ¿De dónde viene la necesidad de hacer todo perfecto? Son preguntas que me hago.
¿Se han fijado en las mujeres que salen en las propagandas de algunos productos de consumo familiar? Prime-ro, son regias, lindas y con un pelo divino. Amanecen sin ojeras y siempre sirven el desayuno felices. Luego, despachan rumbo al colegio a cada hijo entregándoles un lunch nutritivo,mientras que al esposo lo despiden con un beso amoroso. Lavan todos los trastos del desayuno sin despeinarse, enseguida se van a la oficina con un atuendo de ejecutivas divinas y tienen una jornada de trabajo dura, pero siempre exitosa. Más tarde, recogen a los niños, los llevan a todas sus actividades extracurriculares, los ayudan a realizar los deberes, van al gimnasio, preparan una cena deliciosa, y, por la noche, salen a divertirse con el esposo. ¡Definitivamente un día espectacular! ¿Quién no lo quiere? Nunca se cansan ni expresan algún sentimiento de malestar. Parecen perfectas y aparentan una vida ideal, libre de stress.
Este es el modelo de mujer de la sociedad postmoderna en la que sobrevivimos. Sin embargo, este estilo de vida es absolutamente irreal e imposible de alcanzar, pues nos presenta una vida superficial, sin contratiempos, ni dolores; donde el éxito es la receta de la felicidad. Definitivamente, este modelo de vida no nos muestra una vida cotidiana real, entonces nos confundimos y pensamos que podemos ser como esas mujeres, siempre perfectas en todo lo que hacemos, o sentimos que eso es lo que se espera de nosotras.
En este afán de cumplir con nuestras res-ponsabilidades y de hacerlo de la mejor manera, nos llenamos de actividades, que luego se vuelven exigencias, y que muchas veces no podemos cumplir porque no nos alcanza el día, ni las fuerzas.
Rutinas imposibles de cumplir
Pensemos en ese día en el que nos levantamos temprano y volamos a una reunión con el profesor de un hijo, luego vamos al trabajo, salimos disparadas a la casa porque los niños tienen campeonato de fútbol, pero resulta que además la hija adolescente necesita que la lleve al gimnasio y la del medio tiene reunión de estudio en casa de una amiga. Sobre todo esto tengo la misa del duelo del papá de una amiga, a la que quisiera llegar, y más tarde el cumpleaños de mi hermana a la que todavía no le he comprado regalo. ¿y los deberes de los niños pequeños? Volar para que los hagan después del fútbol, y ayudarlos sin perder la paciencia y sin que sientan que se los apura para poder llegar al duelo y después al cumpleaños.
De remate, llegamos a la casa y nos ente-ramos que no hay leche para el desayuno de mañana. ¿Les suena familiar? Este es un día normal para muchas de nosotras, quienes, además, a la hora de ir a dormir, agotadas, nos decimos: ¡Otro día que no llegué al gimnasio! Y el esposo que pregunta ¿por qué tienes esa cara de cansada? Y aparecen las culpas por todo lo que faltó hacer o no hicimos perfecto.
¿Qué podemos hacer para empezar a vivir?
Es muy importante que tengamos claro qué es lo que nos motiva a convertirnos en una supermujer, tanto en el campo profesional como en el personal, pues no se trata solo de ser profesionales exitosas, sino también de lucir flacas, tonificadas, con un cutis terso y con un corte de pelo moderno; ser unas madres modelo, amas de casa impecables y esposas amorosas, amigas incondicionales e hijas solidarias.
Las responsabilidades que asumimos a partir de estos roles son buenas y necesarias, pero también es importante conocer cuál es el límite de cada una de ellas.
¿Qué es lo que me lleva a exigirme en cada uno de estos roles más allá del 100%? ¿Lo hago porque siento que es lo que los otros esperan de mí? ¿Lo hago porque de esta manera siento que obtengo valor como persona? ¿O lo hago porque así cumplo con las metas que me he propuesto en la vida?
Es necesario conocernos a nosotras mismas y plantearnos un proyecto de vida realista, de tal manera que pueda confrontar lo que me motiva a hacer todo tan perfecto, mis expectativas sobre mí misma y mis límites como ser humano.
Reconociendo mis fortalezas y límites, y planteándome metas claras, podré prio-rizar mis responsabilidades, asumiendo las actividades que lograre´cumplir de la mejor manera. También podré diferenciar las actividades que no son tan importantes y requieren menos exigencias de mi parte, las que podré aplazar o cumplir más sencillamente y a las que deberé renunciar. Hay que tener claro que no podemos estar en varios lugares al mismo tiempo, aunque haya situaciones que así lo requieran.
Podemos buscar ayuda y delegar algunas actividades. Estoy segura de que muchos esposos compartirán algunas responsabilidades, si nosotras se lo pedimos y los dejamos.
Esto ayudará a nuestra familia a tener una visión más realista sobre lo que hacemos, a saber qué se puede esperar y qué no, y a nosotras a deshacernos de la culpa de no hacer todo tan perfecto. Y más bien ayudará a sentirnos satisfechas con lo que hacemos.
Es una realidad que actualmente vivimos de una forma rápida ya que las exigencias son muchas, sin embargo será bueno aprender a parar un poco, regalarnos un tiempo para descansar, para disfrutar de lo sencillo que siempre está allí y que no lo vemos por tener tanto que hacer, o a veces por buscar la felicidad en donde no está.
No podemos ignorar un “mami, te quiero” de tu pequeño hijo, el diálogo con el otro, la mirada del esposo o un pequeño logro personal.
Más allá del modelo que la sociedad nos imponga, cada una de nosotras tiene un don especial, una particularidad, un carisma y una misión. Tenemos la posibilidad de reconocer nuestras limitaciones y la responsabilidad de descubrir nuestras fortalezas, para vivir nuestro tiempo como Dios nos pensó, siendo nosotras mismas: mujeres únicas e irrepetibles.
jueves, 28 de mayo de 2009
Nosotras, las supermujeres
Etiquetas:
2da edición,
en familia
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