viernes, 29 de mayo de 2009

Educación es consideración

"Cuando el crecimiento tecnológico no va de la mano con la madurez social".

Este nuevo año, más allá de la crisis económica mundial que se ha pronosticado, en el Perú, tecnologías como la televisión satelital y on line, telefonía móvil de tercera generación, juegos interactivos, entre otros, están cada vez más disponibles y accesibles para todos. Pese a estas expresiones del “desarrollo” humano, sigue faltando conciencia ciudadana en nuestra sociedad. Así, continúan desde pequeñas malas costumbres como “colarse”, arrojar el empaque de una galleta por la ventana del auto, hasta situaciones graves como accidentes a causa de choferes ebrios o que se pasaron la luz roja porque “estaban apurados”. Las causas son varias, pero muchos coinciden en que la causa primera es la falta de educación. Pero ¿qué tiene que ver la educación frente a hábitos que se sostienen en la “criollada”, en la indiferencia total sobre lo que le pueda pasar al otro “mientras yo me beneficie o consiga lo que quiero”?
En principio, debemos indicar que educar significa, según lo define la misma Real Academia Española, desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos. Esto es, los seres humanos no solo deben aprender a leer, a escribir y demás, sinó que su educación debe comprender también valores éticos y morales, asi como normas de convivencia social.
Es más, el mismo Fiedrich Fröbel, pedagogo alemán que creó el concepto de lo que hoy conocemos como Kindergarten, sostenía que el “exteriorizar lo interior, interiorizar lo exterior y encontrar la unidad de ambos, tal es, por lo general, la forma externa en que se traduce el destino humano”. En ese sentido, para Fröbel, la verdadera educación, además de promover el conocimiento total de la propia persona, tiene un impacto profundo en la manera en la que los seres humanos se relacionan con su ambiente exterior, en cómo se desenvolverá frente a los logros y desafíos de su propia vida.
Nadie puede negar que el colegio, instituto o universidad tienen un papel muy importante en la educación de los hijos. También es cierto que aún no se provee de los suficientes recursos para perfeccionar el sistema educativo en el país. Mas, como ya lo hemos mencionado en artículos anteriores, la adecuada enseñanza de los padres y su testimonio son básicos para educar a los hijos. Allá, por el año 1820, Fröbel se preocupó mucho por la formación de las madres, convencido de la gran importancia de estas en la formación de las futuras personas. La educación de los padres es imprescindible. No hay lugar mejor en el que se pueda hacer entender a los futuros adultos por qué es importante respetar los derechos del otro, cumplir las normas establecidas en la sociedad.
En resumen, una persona educada no es la que alcanza el más alto nivel de instrucción, si no aquella que entiende que vivir en sociedad implica respetar al otro y tratarlo como espera ser tratado. Ese es el único y real punto de partida para que una sociedad pueda crecer y madurar. Es claro que se requieren muchos cambios para contar con ciudadanos mejores, pero usted puede hacer la diferencia. Mire a sus hijos y haga de ellos personas educadas, en el verdadero sentido de la palabra. Las nuevas generaciones se lo agradecerán.

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